Mosaico de Hilas y las ninfas del Museo de León
El mosaico de Hilas y las Ninfas que hoy se encuentra en el Museo Provincial de León es uno de los restos musivarios más relevantes de la provincia y representa la calidad del opus tessellatum en el interior de la Península Ibérica en los últimos años del Imperio. Nos muestra el momento en el que el joven Hilas, yendo a buscar agua a una fuente, es raptado por las Ninfas que en ella habitaban y obligado a vivir con ellas en la profundidad de las aguas por toda la eternidad.

martes, 10 de septiembre de 2013
ENLACE AL INFORME HISTÓRICO-ARTÍSTICO DE DIFUSIÓN DEL MOSAICO DE HILAS Y LAS NINFAS DEL MUSEO DE LEÓN
Enlace al texto del Trabajo de Fin de Grado que ha motivado la creación de este blog. Contiene información completa sobre el mosaico, además de un gran número de ilustraciones y anexos documentales.
Informe histórico-artístico de difusión del mosaico de Hilas y las ninfas del Museo de León
Informe histórico-artístico de difusión del mosaico de Hilas y las ninfas del Museo de León
lunes, 19 de agosto de 2013
BIBLIOGRAFÍA BÁSICA
DE DIOS DE LA RADA Y DELGADO, J., “Mosaico de Hylas, descubierto recientemente en el sitio de Los Villares, a 5 kilómetros de La Bañeza, Provincia de León”, Boletín de la Real Academia de la Historia, nº 36, 1900.
GÓMEZ-MORENO MARTÍNEZ, M., Catálogo Monumental de España: Provincia de León (1906-1908), Madrid, 1925.
GRAU LOBO, L. (Coord.), Museo de León: guía-catálogo de cien piezas: objetos de historia, León, 1993.
GRAU LOBO, L., Museo de León. Guía, León, 2007.
GRAU LOBO, L. Itinerarios por el Museo de León, León, 2007.
MÉLIDA Y ALINARI, J. R., “Informe acerca de la instancia de D. Darío de la Mata González ofreciendo en venta, o su ingreso, en calidad de depósito, en el Museo de León, de un mosaico de colores”, Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, nº100, 1931.
PASTRANA GIMÉNEZ, L., “Sobre los mosaicos y otros restos romanos hallados en Quintana del Marco”, Tierras de León, nº 28, 1977.
REGUERAS GRANDE, F.; YAGÜE HOYAL, P.; MARCOS FIERRO, Rapto y Rescate del Héroe. El Mosaico de Hylas y las Ninfas. Museo de León, León, 1994.
GÓMEZ-MORENO MARTÍNEZ, M., Catálogo Monumental de España: Provincia de León (1906-1908), Madrid, 1925.
GRAU LOBO, L. (Coord.), Museo de León: guía-catálogo de cien piezas: objetos de historia, León, 1993.
GRAU LOBO, L., Museo de León. Guía, León, 2007.
GRAU LOBO, L. Itinerarios por el Museo de León, León, 2007.
MÉLIDA Y ALINARI, J. R., “Informe acerca de la instancia de D. Darío de la Mata González ofreciendo en venta, o su ingreso, en calidad de depósito, en el Museo de León, de un mosaico de colores”, Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, nº100, 1931.
PASTRANA GIMÉNEZ, L., “Sobre los mosaicos y otros restos romanos hallados en Quintana del Marco”, Tierras de León, nº 28, 1977.
REGUERAS GRANDE, F.; YAGÜE HOYAL, P.; MARCOS FIERRO, Rapto y Rescate del Héroe. El Mosaico de Hylas y las Ninfas. Museo de León, León, 1994.
El mito de Hilas y las ninfas
El mito del rapto de Hilas está presente en la
literatura desde el siglo V a. C. aunque pudo existir desde antes ya que
Apolonio de Rodas afirma que su historia había sido narrada por el poeta épico
del siglo VIII a. C. Kinaithon en sus Herakleia. Pero no es hasta época helenística
cuando el tema se retoma con más fuerza. Las narraciones más completas de esta
época nos las ofrecen Apolonio de Rodas en sus Argonáuticas [Anexo C] y Teócrito en los Idilios. Salvo por algunos
detalles, el contenido en ambas narraciones es el mismo: Hilas es arrebatado a
su padre por Heracles, a quien acompaña desde entonces en sus aventuras siendo
su amigo y amante. Participa con los argonautas
en la búsqueda del vellocino y, mientras viajan por la Propóntide, en una
competición por ver quién rema más rápido a Hércules se le quiebra el remo por
lo que deciden desembarcar en la tierra de Misia. A Hilas se le encarga ir a
buscar agua y en la fuente o manantial las Ninfas se enamoran de su belleza y
lo raptan. Heracles lo busca sin descanso y es abandonado en Misia por los
argonautas que deciden partir sin él.
Apolonio de Rodas nos habla sobre la búsqueda de
Hilas:
“Pero
amenazó Heracles con devastar Misia si sus habitantes no descubrían el destino
de Hilas, estuviera vivo o muerto. Ellos ofrecieron rehenes por él, escogiendo
a los mejores jóvenes de su pueblo y le ofrecieron juramentos de no cesar jamás
en la búsqueda por cansancio. Por esa razón aún ahora los habitantes de Cíos
preguntan por Hilas, el hijo de Teodamante”. (Apolonio de Rodas, Argonáuticas,
I, 1349).
En época Flavia esta historia es retomada por
varios autores: Valerio Flaco (Argonautica),
Ovidio (Ars Amandi), Estrabón (Geografía), Estacio (Silvas), Marcial (Epigramas), Virgilio (Georgicas).
Valerio Flaco introduce una versión diferente del mito en la que Hilas no va en
busca de agua sino que llega a la fuente persiguiendo por el bosque un ciervo
enviado por Juno, lo que condicionará algunas características de sus
representaciones a partir del siglo I.
Virgilio,
Ovidio y Marcial utilizan la figura del argonauta como un símbolo de la
belleza ideal masculina o como muestra de los amores entre jóvenes y dioses:
“Quédese lejos todo desafuero.
Tendrás
que merecer, para que te amen,
el amor,
y eso no te lo dará
tu cara o
solamente tu hermosura,
aunque
seas Nireo el bienamado
por el
antiguo Homero, o Hilas tierno
raptado por las Náyades vilmente”. (Ovidio, Ars
Amandi, II, 110).
Otros autores nos hablan de la pervivencia del
mito de Hilas en la zona de Misia. Según Estrabón los habitantes de la zona
siguen celebrando una festividad en la que recorren las montañas en procesión
llamando a Hilas. Antonino Liberal en sus Metamorfosis
recoge la narración de Nicandro sobre este mismo tema y afirma que Hilas
fue transformado en eco por las Ninfas. Menciona también una festividad en la
que el sacerdote llama tres veces a Hilas y el eco le responde. En ocasiones aparece otro personaje, Polifemo,
que acompaña a los argonautas, e informa a Heracles de haber oído gritar a
Hilas pidiendo ayuda.
En el siglo V el tema no estaba agotado ya que
conservamos un epilio del poeta
africano Draconcio en el que el rapto de Hilas se debe a una venganza de Venus,
que hace prendarse a las náyades del compañero de Hércules como castigo por
burlarse de ella y sus amores con Marte. Hércules e Hilas pasean por el bosque
triunfantes tras haber cazado un jabalí y las ninfas se enamoran del joven
debido a las flechas lanzadas por Cupido, enviado por su madre.
Es un antiguo mito agrario en el que el rapto de
Hilas representa los ciclos de vida y muerte de la naturaleza. También se ha
asociado comúnmente a la vida después de la muerte ya que el argonauta pasó de
su vida terrenal a una vida inmortal en las profundidades de las aguas.
En cuanto a las ninfas, su pervivencia es muy
larga y existen figuras similares en diferentes culturas. De la Rada nos habla
de la pervivencia de la tradición del culto a las ninfas en la Península ya que
podemos encontrar gran cantidad de monumentos epigráficos que aluden a ellas
cerca de fuentes, ríos o manantiales. Concretamente en León apareció una
dedicatoria hecha por el legado de la Legio
VII Gemina Lucius Terentius Iunior Homullus a las ninfas de las aguas.
La historia del mosaico de Hilas y las ninfas del Museo de León
El mosaico de Hilas y las Ninfas fue descubierto
en el sitio de Los Villares en la localidad de Quintana del Marco, cerca de La
Bañeza. Las primeras noticias sobre hallazgos arqueológicos en la zona aparecen
en el Libro de Actas de la Comisión
Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos de León en 1898. En
el acta correspondiente al día 16 de mayo de 1898 Ramón Álvarez de la Braña da
noticia del descubrimiento de un mosaico geométrico por parte de Pascual Vivas,
vecino de Quintana del Marco, del que muestra un fragmento. A
raíz de este descubrimiento se formó una comisión para visitar el lugar y se
realizaron tres excavaciones en las que aparecieron mosaicos de distintas
formas geométricas y un busto de mármol. También se da cuenta de otros
fragmentos escultóricos y cerámicas recogidos anteriormente por el dueño de la
finca Pascual Vivas.
La primera mención a la existencia del mosaico de
Hilas tiene lugar en la sesión del 25 de enero de 1900 en la que Ramón Álvarez
de la Braña informa de que “se han
encontrado por Don Darío de la Mata en unas tierras de su propiedad varias
preciosidades arqueológicas, entre ellas trozos de mosaicos, dos estatuas de
mármol y monedas”. Sin
embargo, es más relevante la carta recogida en el Boletín de la Real Academia de La Historia del año 1900 por Juan de
Dios de la Rada y Delgado escrita por Darío de la Mata relatando los hechos
referentes al hallazgo de los mosaicos. Es el primero en describir cómo algunos teselados hallados por Pascual
Vivas fueron destruidos para ser colocados en los hogares de los vecinos. Da
noticia también de la venta del busto de mármol encontrado por el mismo vecino
así como de otros dos vendidos a un anticuario de Madrid. El mismo Darío de la
Mata decidió emprender sus propias excavaciones hallando varios pavimentos que
fueron destruidos por los vecinos de Quintana del Marco. En una de sus
excavaciones descubrió el mosaico de Hilas que, según dice, era de 16 metros
cuadrados, pero decidió cortarlo y sacar sólo el emblema central. De esta forma
llevó el mosaico a su casa donde se encontraba por el momento y le hizo una
foto que envió a Fidel Fita y que se publicó también en el Boletín.
A pesar de que De la Rada identifica perfectamente el tema representado, en el
acta del 28 de abril de 1900 de la Comisión Provincial de Monumentos se habla
de “una alegoría que se supone los
orígenes del río Órbigo”. Sin
embargo, esta errónea interpretación no será aceptada por los expertos ni
divulgada en más ocasiones.
Entre 1906 y 1908 Manuel Gómez-Moreno visita
Quintana del Marco y nos deja la más completa descripción del mosaico que se
encontraba en casa del mencionado Darío de la Mata, ya separado del teselado
octogonal que le acompañaba y que también es cuidadosamente descrito. La escena de Hilas, según la descripción de Gómez-Moreno, parecía
mantenerse completa y nos da las medidas de 4 por 4 metros que tenía
inicialmente el mosaico.
En 1919 el Estado intentó adquirir el mosaico por
21.000 pesetas pero la venta no prosperó por lo que en 1929 el propietario lo
cede en depósito a la Comisión de Monumentos. Las
gestiones debieron proseguir sin mucho
éxito ya que todavía en 1931 Darío de la Mata ofrece el mosaico en venta o
depósito al Museo de León por situarse en un lugar mal acondicionado para su
conservación. Por fin ingresa en San
Marcos en el año 1934 en calidad de depósito. Según Ursicina Martínez,
conservadora del museo, estaba “rajado y
con muchísimos trozos saltados”.
Es evidente que durante tantos años en manos
particulares y sin los cuidados necesarios el mosaico sufrió graves problemas
de conservación, que no serían los únicos ni los más agresivos. En 1934 y con
el estallido de la Guerra Civil San Marcos de León se convirtió en trinchera
para los soldados republicanos. En el mismo año se comunica a la Dirección
General de Bellas Artes que “los soldados
han roto un trozo del mosaico en depósito”. En
1936 el museo se convierte en cuartel de la Falange y el mosaico es brutalmente
pisoteado hasta destruir el rostro de Hilas casi por completo, desfigurando en
gran medida el aspecto del joven argonauta.
Durante la restauración de Pablo Yagüe de 1992 se
descubrió en la plancha posterior la fecha y las iniciales de los encargados de
la primera restauración. Según estos datos sabemos que ésta se llevó a cabo en
1940 por parte de los operarios del Museo Arqueológico Nacional.
Poco más tarde, en 1944 se realizó una limpieza tal y como especifica el
conservador del museo Matías Morais en el Inventario
General, a pesar de la cual afirma que su estado de conservación es malo: “en la figura varonil faltan las teselas de
la mayor parte del cuerpo y cabeza [..] así mismo con todo el busto y brazos”.
En el año 1959 la mala conservación del mosaico
obligó a Eladio Isla, entonces Director del Museo, a realizar una nueva
intervención protegiendo las lagunas con un mortero rojizo sobre el que se
dibujaron, de forma un tanto distorsionada, los rasgos perdidos. Cabe pensar que la restauración fue suficiente para garantizar
el buen estado del teselado pero una carta de José María Luengo (Delegado
Provincial del Servicio Nacional de Excavaciones Arqueológicas) al Director del
museo nos pone sobre aviso de la verdadera y penosa situación de Hilas y las ninfas:
“En mi última visita, quedé aterrado… El
mosaico de Hilas que, con grandes esfuerzos y trabajos logré llevar ahí,
venciendo resistencias, lo vi fracturado y fuera del cajón donde estuvo
colocado… y otras muchas cosas desagradables”.
Sin embargo, restauración de Eladio Isla consiguió
evitar la disgregación teselar del mosaico que permaneció en un estado de
conservación aceptable hasta el año 1992, cuando por fin se planteó una
restauración completa con criterios modernos y realizada por Pablo Yagüe. Desde
entonces la situación del teselado no ha cambiado mucho ya que su estado de
conservación es bueno y se encuentra expuesto en el Museo de León como una de
las obras maestras de la colección.
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